Paolo Limiti: un poeta che ha riportato la cultura in Rai.

Paolo Limiti: un poeta che ha riportato la cultura in Rai.

27 Giugno 2017

“Un uomo che ha lottato con tutte le sue forze perchè la cultura fosse riconosciuta a livello pubblico e non ha ricevuto i dovuti riconoscimenti per questa Sua immensa passione.”

Permane il ricordo della grande preparazione, passione per lo studio, meticolosa nei minimi dettagli fino al momento della messa in onda e come bell’anima dotata di una risata travolgente ed unica.

Chiara Taigi

Macbeth- Critica

Macbeth- Critica

Testo Tradott.
Julio Boca

Il Soprano Italiano in veste di Canta-Attrice
Impressiona nella scena del Sonnambulismo più di tutti gl’Atti . La voce nei pianissimi della cadenze risuonano in Tutta la Maestositá del Teatro Colon prova superata al finale per la bionda Taigi.

Press Allegoria Musical

Macbeth, la tragedia del poder según Verdi

Macbeth, la tragedia del poder según Verdi

Macbeth, la tragedia del poder según Verdi

El martes vuelve al Teatro Colón la ópera en la que el compositor italiano dejó su propia versión del drama de William Shakespeare con un asunto más contemporáneo que nunca

Lombardero (centro) en plena tarea con Chiara Taigi (Lady Macbeth) y Fabián Veloz (Macbeth)
Lombardero (centro) en plena tarea con Chiara Taigi (Lady Macbeth) y Fabián Veloz (Macbeth). Foto: Arnaldo Colombaroli / Teatro Colón

Si Giuseppe Verdi hubiera sabido inglés, probablemente no habría escrito Macbeth, ni Otello ni Falstaff. Pero no sabía, y entonces salimos ganando de esa ignorancia. La conexión de Verdi con Shakespeare fue de toda la vida: va desde su período temprano hasta su madurez y comprende además una versión de King Learque quedó sin realizar. Macbeth ocupa en esa serie un lugar crucial porque fue el inicio y porque en ella Verdi estuvo ya en plena posesión de sus recursos dramáticos. Esto queda claro cuando se advierte que, en realidad, Verdi no le “puso música” a las palabras de Shakespeare (pocos que conozcan el original se habrían atrevido a tanto). Hizo directamente otro Macbeth, uno verdiano, el suyo.

Lombardero (centro) en plena tarea con Chiara Taigi (Lady Macbeth) y Fabián Veloz (Macbeth)
Lombardero (centro) en plena tarea con Chiara Taigi (Lady Macbeth) y Fabián Veloz (Macbeth). Foto: Arnaldo Colombaroli / Teatro Colón

Macbeth, que vuelve el martes al Teatro Colón con puesta de Marcelo Lombardero y dirección musical de Stefano Ranzani, reunía tres particularidades que se aclimataban muy bien al paisaje novecentista, el que Verdi ayudó a crear y al que se sentía especialmente inclinado: la pieza era a la vez histórica, psicológica y realista. Precisamente como no sabía inglés, no era el sonido lo que Verdi buscaba en el original (después de todo, el sonido era cosa suya): el compositor estaba fascinado por la tragedia del poder, por la naturaleza trágica que implica poseerlo y por la tragedia misma que justifica su conquista. Verdi no se propuso el simple relato del asesinato de un rey tolerante y magnánimo; más bien, hizo una microscopía psicológica de Macbeth y Lady Macbeth.

El Macbeth de Verdi está lleno de detalles característicos y esto justamente porque lo que importa es lo mínimo, el modo en que el poder se juega en las minucias de la intimidad. Tanto le importaba la historia a Verdi que él mismo escribió una versión completa en prosa y le pidió a Francesco Maria Piave que la resolviera en verso. Poche parole!, le pedía al libretista. La economía motívica y estructural de Macbeth es de veras asombrosa.

Visto así, Macbeth introduce un punto de giro en el género. Verdi se sirvió de Shakespeare para dar el salto del antiguo melodrama al drama musical moderno. Lo sabemos: no hay nada más contemporáneo, que la tragedia de Macbeth porque el deseo de poder es siempre contemporáneo. Hasta Macbeth, Verdi había cumplido con las prescripciones de la ópera italiana; a partir de Macbeth, fue él mismo quien estableció esas prescripciones.

De los preparativos para el estreno florentino de 1847, tenemos el testimonio de Marianna Barbieri-Nini, la soprano en el papel de Lady Macbeth, que prueba la minuciosidad y el cuidado casi amoroso que Verdi, de 33 años, tenía por esa ópera. “Nadie me va a creer, pero la sola escena del sonambulismo demandó más de tres meses de ensayos. […] Y el dúo «Fatal, mia donna!» se ensayó ciento cincuenta veces.” Verdi sabía lo que hacía. Dijo en una carta: “Los dos números más importantes son el dúo entre Lady Macbeth y su marido y la escena del sonambulismo. Si fallan, la ópera entera fracasa”. Aunque viajó a Londres, vio el Macbeth shakespeariano y otro libretista, Andrea Maffei, reescribió un par de escenas, esto no cambiaría en la versión revisada de 1865. Son las dos escenas más íntimas de la ópera, aquellas en las que las palabras casi que no debían ser cantadas sino dichas.

Verdi escribió esta ópera con la tinta más oscura. Lo más luminoso que hay en su Macbeth no pasa de ser amargamente ceniciento.

Macbeth

de Giuseppe Verdi 

Dirección Musical: Stefano Ranzani

Dirección de escena: Marcelo Lombardero.

Reparto, Fabián Veloz, Chiara Taigi, Alex Teliga, G. López Manzitti.

Funciones, martes, sábado, martes 4 de octubre, miércoles 5 y viernes 7, a las 20; domingo 2, a las 17. Hoy habrá un ensayo general gratis a las 17.

http://www.lanacion.com.ar/1940998-macbeth-la-tragedia-del-poder-segun-verdi

Macbeth

Macbeth

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Macbeth, de Giuseppe Verdi Dirección musical: Stefano Ranzani /Dirección escénica: Marcelo Lombardero / Vestuario: Luciana Gutman / Reparto: Fabián Veloz, Chiara Taigi, Aleksander Teliga, Gustavo López Manzitti, Rocío Giordano / En el Teatro Colón / Nuestra opinión: muy buena

Aunque Macbeth es una ópera relativamente temprana, aparecen ya insinuadas en ella varias de las preocupaciones que atarearían a Verdi en su madurez: en el plano formal, la continuidad dramática sin hiatos; en la trama, el poder y sus infinitas y semejantes inflexiones. Que sobre el Macbeth shakespeariano lograra conquistar otro enteramente propio y que, sin embargo, le hace justicia al original sería prueba suficiente de madurez. Esos dos ejes, el formal y el de la trama, son el nudo que deben desatar el director musical y el director de escena. Esta versión del Teatro Colón cumple de sobra en los dos frentes.

Para empezar, el italiano Stefano Ranzani al frente de la Estable no pierde nunca el hilo, y no solamente no lo pierde, sino que lo tensa al máximo, con un extremo nerviosismo (el vuelco en el segundo acto con la primera aparición fantasmal de Banquo es escalofriante), pero con un cuidado minucioso en los pasajes más camarísticos, sobre todo los de la intimidad de Lady Macbeth y Macbeth, casi como si la orquesta les tuviera piedad. La soprano Chiara Taigi hizo una Lady Macbeth estremecedora. Sabemos lo que Verdi quería de ese personaje: que no cantara y que su voz fuera más ruda que brillante, “hueco”. Por supuesto, esa prescripción debe ser entendida como indicación de carácter. Así lo hizo también Taigi, sobre todo en el dúo con Macbeth, pero también en “La luce langue”, y en la escena del sonambulismo, en la que, si puede decirse así, cantó con los gestos. La misma consistencia mostró el barítono Fabián Veloz como Macbeth, seguro vocalmente, oscurísimo y torturado. Pero en realidad la pareja no fue una suma de partes y tuvo su propia lógica interior. No se quedaron atrás Aleksander Teliga, como Banquo, ni Gustavo López Manzitti, con un Macduff de una sola pieza, y tampoco el coro preparado por Miguel Martínez.

La imaginación escénica de Marcelo Lombardero respiró en la misma atmósfera de la oscuridad verdiana y se lució sobre todo en los detalles antes que los grandes frescos posapocalípticos. La primera aparición de Lady Macbeth no pudo ser más significativa: recortada sobre el fondo luminoso de una puerta, pero lejos ella misma de la luz, a oscuras; en cambio, más tarde la veremos en ese mismo vano, pero ahora teñido de rojo, igual que ella. Hay además infinidad de detalles, metáforas que aluden a lo que fluye, a lo pasajero, como la lluvia del principio, las cañerías del final y la ominosa estación de tren en la que matan a Banquo. Al final, Lombardero deja su propia lectura, no necesariamente caprichosa: Macduff parece a punto de ser perseguido también. La historia, acaso, vuelve a empezar.

 

http://www.lanacion.com.ar/1942570-un-macbeth-rojo-y-negro

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